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La viticultura chilena y su aporte al patrimonio cultural

Seminario en la Biblioteca Nacional

La viticultura chilena y su aporte al patrimonio cultural

Publicado el 22/11/2012
Hace pocos días concluyó en la Biblioteca Nacional la segunda versión
del Seminario del Vino, Gastronomía y Ruralidad dedicado íntegramente a
reflexionar sobre "Patrimonio Vitivinícola: territorios, tradiciones y
puesta en valor". La actividad es la primera iniciativa liderada por un
estamento del Estado, la DIBAM, que busca articular un diálogo que
propicie el surgimiento de una imagen diferenciadora de la viticultura
chilena tomando en cuenta el enorme legado cultural asociado a ella. La
actividad contó además con el patrocinio de UNESCO pues el objetivo a
largo plazo es convertir a la viticultura chilena en patrimonio de la
Humanidad.

Rodrigo Aravena Alvarado

Jefe del Fondo Arguedas de la Biblioteca Nacional

Argumentos preliminares para lograrlo existen y muy variados: su condición de viticultura de pie franco pre filoxera; la riqueza y diversidad de los paisajes culturales creados a lo largo de casi 500 años de práctica ininterrumpida; su gran dinamismo y arraigo entre los pequeños campesinos de los cuales casi un 40% vive de sus parras; y, en fin, la diversidad de manifestaciones culturales a las que ha dado origen y que son evidentes en numerosas tradiciones populares.

Para impulsar este trabajo la directora de DIBAM, señora Magdalena Krebs Kaulen, anunció la creación de una Comisión de Patrimonio Vitivinícola, integrada por representantes del mundo público y privado, que tendrá por misión impulsar la postulación de nuestras vides y su gente a Patrimonio de la Humanidad ante la UNESCO. La Corporación Chilena del Vino, El Movimiento de Viñateros Independientes o FUCOA del Ministerio de Agricultura, son algunos de sus integrantes.

Un reconocimiento de este tipo favorecería juntamente la difusión y el autoconocimiento de nuestro país como "cultura vitivinícola", y es una importante vía para agregar valor a nuestros vinos al reconocerse su carácter único e irremplazable a nivel mundial.

Si resumiéramos los principales aportes surgidos durante el Seminario, creo que podríamos destacar los siguientes puntos a tener en cuenta:

En primer lugar es imprescindible fortalecer la asociatividad entre pares y la vinculación entre el sector público y el privado con miras a crear planes de acción adecuados que permitan poner a disposición de todos los chilenos el patrimonio cultural asociado a la vid. Por ejemplo, debería existir en Chile una asociación de municipios vinculados al vino que pudiera dar mayor visibilidad a las actividades que realizan y comparten, con la mirada puesta en el desarrollo local. También se podría hacer un trabajo más profundo entre los operadores de turismo y los programas de Rutas Patrimoniales y Sernatur, con el objetivo de profundizar y acercar la oferta turística y la difusión patrimonial entre el público chileno.Es necesario además que exista cierta reeducación acerca del valor de la viticultura chilena y del vino. Cabe recordar que en 2003 se llegó a considerar al vino como un producto tóxico lo cual afecta negativamente todo tipo de iniciativa cultural (e incluso comercial) que se desee emprender en este ámbito. El ideal sería que pudiéramos reconocer que nuestro país posee una "cultura del vino" que es necesario preservar y difundir.Por último, una parte importante del trabajo consistirá en recopilar la sabiduría popular de nuestros campos asociada a la práctica de la viticultura. Esta medida busca revelar un patrimonio que permanece soterrado e incorporar a las bases sociales a la discusión sobre patrimonio asegurando la sustentabilidad y la valoración a largo plazo por parte de quienes viven el patrimonio. En este mismo sentido sería muy relevante recuperar la imagen del campesino como símbolo de la práctica viticultora chilena. La cafetera colombiana Juan Valdez ha hecho algo similar en el supuesto de que son las prácticas tradicionales las que agregan valor a una industria como el café, y muy probablemente se lo agregarían también al vino.

Es necesario comprender que no se trata del reconocimiento a una ciudad, ni del prestigio de una marca en particular. Se trata más bien de una iniciativa que implica al país en su conjunto. Un país que es reconocido por entregar productos de gran calidad, pero que también aspira a crearlos basándose en su propia identidad.